Plaza Mayor (Salamanca)

«Éste es el corazón henchido de sol y de aire de la ciudad, el templo civil sin otra bóveda que la del cielo.» (Unamuno).
Ésta es una de las plazas más bellas y grandes de España, y uno de los monumentos barrocos capitales del urbanismo y de la arquitectura peninsulares. De estilo barroco pero con influencias herrerianas y renacentistas, fue costeada por la ciudad para homenajear al rey Felipe V en su llegada. La plaza que Unamuno llamó «corazón henchido de sol y aire» es el centro neurálgico de la ciudad, punto de encuentro y lugar de paseo. Desde 1755, fecha de su construcción por Alberto de Churriguera, la plaza ha albergado el Consistorio, ha sido mercado, coso taurino, sala de conciertos, escenario teatral y ha sido testigo de los cambios políticos, socioeconómicos y religiosos de la ciudad y de España.
Este espacio es un perfecto exponente del urbanismo ilustrado de la época: una construcción racional, cuya belleza reside en el equilibro de sus proporciones, en la repetición armónica de sus elementos constructivos y en la decoración serena y uniforme. Frente al aspecto uniforme y homogéneo de su arquitectura, el único lateral diferenciado es el del Ayuntamiento, con una fachada palaciega que realza el poder municipal sobre el resto de los propietarios de la plaza. Cada una de las enjutas de los arcos de la plaza contiene un medallón con un retrato. Cada retrato representa a un héroe o un personaje ilustre de la historia de la ciudad.
Como núcleo central de la vida urbana, la plaza ha sido y es el escenario para actividades públicas de todo tipo. Los soportales abiertos se construyeron para albergar los puestos de los comerciantes y los numerosos balcones para multiplicar el aforo en los espectáculos y celebraciones. Pero la plaza ha sido siempre el lugar de encuentro de todos y especialmente de los jóvenes. Así y hasta hace pocos años, los hombres daban vueltas a la plaza, paseando en el sentido contrario al de las mujeres, con el fin de “verse las caras”. Hoy las cosas parecen más directas, pero las miradas siguen jugando un papel importante.
La plaza también es el elemento vertebrador de la vida nocturna; al este y al oeste de la misma se jalona los más célebres locales de copas de la ciudad.
Desde el 15 de agosto, en la espadaña del Ayuntamiento se puede ver un toro de hojalata, símbolo de la comunión entre las gentes del campo y la ciudad, que también anuncia las fiestas de septiembre.