Historia de Bruselas

La ciudad se asentó inicialmente sobre una zona pantanosa, de ahí su nombre, que procede de los términos «bruoc» (pantano) y «sella» (templo o capilla).
La principal particularidad de la historia de Bruselas ha sido la pertenencia a diferentes países de manera sucesiva desde el comienzo de su existencia, lo que ha motivado el cruce de culturas que la caracteriza en la actualidad.
Bruselas fue fundada alrededor del 580 por San Géry, obispo de Cambrai. Según la leyenda, él atravesó el bosque de Soignes arriesgando su vida, y construyó una humilde capilla en una pequeña isla del Sena. Un siglo más tarde, la pequeña isla se había convertido en una aldea importante, conocida como Broeksele.
El nacimiento de Bruselas como ciudad se debe a los condes de Lovaina, que se instalaron en el siglo XI en el monte Coudenberg (actual plaza Real). Poco después del año 1000, la ciudad fue cercada con murallas, y se erigieron torres por doquier. Bruselas se convirtió en etapa comercial de la ruta Brujas-Colonia (iniciada hacia 1150), favoreciendo la industria del lino y los tapices. El comercio prosperó y surgió una clase social rica y poderosa, la de los linajes.
Los duques de Brabante, olvidándose de Lovaina, su capital, hicieron de Bruselas su residencia favorita, sede de una cámara de cuentas y de un tribunal permanente. En el siglo XIV, la ciudad conoció un desarrollo improtante, especialmente gracias a la pañería, lo que requirió la construcción de un segundo recinto más ancho, que dio a Bruselas la forma de pentágono que todavía tiene ahora. En 1430 se convirtió en la verdadera capital de Países Bajos, y en 1489 la ciudad ya era centro político y geográfico del Imperio de Caros V.
En el siglo XVII la industria del encaje conoció una expansión considerable, tanto que en la actualidad los Dentelle de Bruxelles (encajes de Bruselas) tienen una gran fama por su belleza.
Por el tratado de Utrecht (1713), Bruselas pasó de la soberanía de españa a la de Austria, pero la ciudad se sublevó en 1789, perteneció a Francia hasta 1814, y en 1815 se incorporó al reino de Países Bajos. Al proclamarse la independencia de Bélgica (1830), fue convertida en la capital del nuevo reino. Durante las dos guerras mundiales estuvo ocupadapor los alemanes, y a partir de 1945 se convirtió en el centro del movimiento europeísta, acogiendo paulatinamente a las más importantes organizaciones comunitarias europeas.